viernes, 12 de noviembre de 2010

TEMPORADA DE 15

Y para agregarle algo de emoción a mi vida, entré nuevamente en temporada de “de 15” esta vez con la segunda de mis chancletas. Se supone que ya tengo entrenamiento para estas batallas, pero siempre me agarra mal parada, sin contar la cosita que me da dentro del cuore saber que las nenas crecen.

El torbellino arranco suave, digamos que como un ventarrón:
"maaaaaaaaa en un mes tengo el cumple 15, que me voy a poner??".
Mientras yo calculaba que un mes sería mas que suficiente como para equiparla con vestido, medias, sandalias, peluquería, regalo...... etc.... etc....etc?? si, la lista se hace un poco extensa ya que cada cosa tiene varios items. 

Lo que no calculaba es que como buena familia consumista que somos, ese mes se haría mucho mas corto que de costumbre, ya que debía sumarle, una serie de gastos extras, de esos que te aparecen, en el momento justo, cuando querés guardar algunos “morlacos”.

Y fue pasando el dichoso mes y no podíamos coordinar para armar el “equipo de 15”, al final llego la semana antes del acontecimiento.

Nos hicimos un tiempito con la chancleta y salimos a “mirar vidrieras”, no solo estaba fuera de training, sino que estaba bastante desactualizada en cuanto a precios.

Algo que yo creía bastante fácil, me complico la vida:
“ma, me pruebo este, este, este otro y por las dudas este también” (que ganas de hacer piruetas de contorsionista dentro de ese cubículo de uno por uno llamado “probador”)........, claro había muchos modelos, pero tenía que encontrar uno que calzara en una “niñita de 14 años” , ahí comprendí que la chancleta pasaba muchas horas frente a la tele, mirando “FashionTV” ….......hay que dolor de ovarios.
Y mis comentarios iban desde: “ese no me parece apropiado”, “el straples se te va a caer”, “demasiado corto”, “mucho brillo”, “mucho escote”.....

Los que me gustaban a mi, a ella no y viceversa, habrán sido 20 vestidos, no lo se después del décimo perdí la cuenta. Al final encontró uno que calzaba bien en su cuerpo, a mi bolsillo y a su edad. Un lindo vestido con volados y lunares.

Inmediatamente, (ya un poco cansada de la caminata, de entrar y salir de cuanta boutique había por el camino, de avanzar y retroceder), dije:
-lo llevamos?? con una sonrisa llena de dientes y un entusiasmo que pretendía ser contagioso
-hay no se????, me gustaría ver mas.
-por favor!!!!! te probaste de todo. (El tono de mi voz ya denotaba cierta suplica)
-Si, pero mira si lo compro y cuando salgo, veo algo que me gusta mas.

Para mis adentros pensaba: si no te decidís, pendeja, te mando de bombacha gaucha y alpargatas bigotudas.

Mis píes pedían a gritos una silla, sillón, reposera o cabeza de vaca, cualquier cosa en ese momento venía bien. Seguimos caminando, mirando vidrieras, probando y descartando , pero en dirección a casa (Aleluya!!)

Solo faltaban 200 metros para sentarme en mi cocina y esperar que el agua se calentara para tomarme unos merecidos mates, cuando mis oídos escuchan:

-Me decidí, quiero ese vestido, (el que yo quería comprar). Volvemos??????????.
-No, nena, vamos el lunes.
-No puedo tengo prueba, salgo tarde del cole.
-No importa, ya te lo probaste, yo lo voy a buscar.
-Buenooooooooooooo esta bien (me respondió, con una hermosa carita de orto)

Obviamente el resto del fin de semana, me recordó a cada hora, que el lunes debía ir a buscar el famoso vestido de lunares, cuestionándome que se pondría si se lo vendían a otra. Que calamidad pensé. La guacha me quiso hacer sentir culpable, pero no lo logro.

Y llego el sábado esperado. Menos mal, una semana mas y creo que la ataba a una silla con la boca amordazada.

La nena tiene un hermoso cabello, muy largo, con rulos naturales en forma de bucles. Que se le ocurrió? obvio: “me lo quiero planchar” “lo quiero lacio, lacio”, no hubo forma de convencerla que así estaba bien.

La peluquera cuando vio semejante melena, no se si por desanimarla o por que realmente lo considero un verdadero reto a su profesión, le paso una suma bastante elevada por tararse solo de pasar la planchita. Pero, esta nena es mas testaruda que una mula, y si se le ocurrió plancharse el pelo, no iba a parar hasta conseguirlo, se recorrió cuanta peluquería hay en el barrio, hasta que se acordó donde se peinaba su abuela. Solita fue, se presento como la nieta de Fulana, y consiguió que le hicieran precio.

Dos horas antes del evento ya estaba vestida peinada (bah planchada) y maquillada (apenas los ojos) y practicando con las sandalias de 10 cm de taco, que su hermana mayor le había prestado, parecía que caminaba sobre maples de huevos, pero nadie le quitaba la emoción de sentirse por fin “una chica de tacos altos”.

Se juntaron en casa varias amigas, todas impecables, todas de vestidos, todas de tacos y todas caminando sobre maples de huevos, tambaleándose como si una mano invisible las empujara de un lado al otro. Y así partieron entre risas y manos que acomodaban breteles, y polleras, dejando una estela de perfume a su paso, con sus invitaciones en la mano, inaugurando así la temporada de 15.

Este es un tema que le gusta mucho a mis hijas:



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