martes, 9 de noviembre de 2010

AQUELLOS TRAPOS LOCOS

Como buenas amas de casa que somos, dos veces al año (a veces una, o un poquito menos), se nos da la loca de ordenar placares y cajones. Siempre nos hemos caracterizado por guradar de todo un poco, por las dudas, nunca se sabe cuando algún miembro de la familia, reclame algo que dejo de usar hace años, también guardamos cositas solo “por cariño” y así nuestro placard/ropero con el tiempo comienza a inflarse, tanto que a veces para cerrarlo debemos apoyar nuestra osamenta y hacer presión. Cuando esa presión ya nos supera, es que ha llegado la hora de “ordenar, donar y tirar”.
Ahi comienza la ardua tarea de fijar fecha, no es sencillo combinar ganas+ humor+ tiempo, y cada domingo nos juramos que al día siguiente lo haremos sin falta, cruzando los dedos de que nos surja algún compromiso ineludible, para zafar del garrón. Luego de varias semana y cuando las mangas de esa linda camisa quedan agarradas entre las puertas, es que llego la hora.
Nos hacemos tiempo, nos calzamos el equipo cómodo y manos a la obra: esto si...., esto no,...... a ver si entro en este pantalón?, ….uy!!!! faltan 10 cm mas o menos para que prenda el botón, y si lo guardo??, me va a servir de motivación para empezar la dieta el lunes. Cuantas veces habremos repetido en nuestras mentes una frase asi????.
Pero muchas de nosotras guardamos tesoros en el placard: ropa que usábamos antes de ser la Sra de alguien y la madre de varios. Generalmente ocupa la ultima percha o el rincón mas alejado del ultimo cajón, al encontrar aquella diminuta mini se mezcla la melancolía, los recuerdos, y por un ratito nos dejamos llevar en andas por el tiempo y nuestra mente se remonta 20 años atrás. Generalmente, como siempre sucede en un momento así, algun hij@ nos ve, y con un..... mamaaaaaa!!!! que es eso????, nos sacan de la ensoñación como si nos tiraran un balde de agua fria. Retumba la pregunta del millón en nuestra cabeza: por que a nuestros hij@s les cuesta tanto creer que alguna vez fuimos jóvenes, bonitas, y delgadas, a tal punto que frente al espejo podíamos ver las rayitas de nuestro ombligo, y no como ahora que parece ser la representación gráfica de la teoría del agujero negro de Stephen Hawking. Tanto les cuesta creer que alguna vez tuvimos todo en su lugar? Que en una época podiamos correr el colectivo una cuadra entera con la gracia de un cisne, y no como ahora que lo corremos 20 metros y el guacho del colectivero pone la velocidad minima, y se mata de la risa viendo como bamboleamos toda nuestra anatomia para alcanzarlo?.
Entonces, para volver a soñar un ratito, les contamos a nuestros hij@s una puntita de aquella maravillosa etapa de nuestra vida, y de como teníamos el talle perfecto para aquella diminuta minifalda.....

No hay comentarios:

Publicar un comentario