martes, 15 de noviembre de 2011

SONRIE, TE ESTAMOS FILMANDO

Este cartelito aparece en muchas vidrieras comerciales, y si no tomamos en cuenta que, lo que en realidad quieren es escracharte la jeta por si te da un ataque cleptómano, se puede suponer que tu sonrisa será correspondida por otra igual, del otro lado del mostrador.

No es así, ya desde hace unos años, para atender un local comercial se privilegia como condición hablar 25 idiomas, varias dosis de soberbia, tener cara de pocos amigos y mostrar un desinterés abrumador.

Donde quedó el:
“hola, que necesitas?” o “este modelo en tu talle no quedó, pero mirá, probate éste, o éste otro (sin importar desarmar toda la estantería)”, “Mira, esto entró esta semana, que te parece?”.
No solo comprabas, sino que seguramente, te llevabas algo que no tenias la mas puta idea de comprar, pero, como no dejarse llevar por una atención esmerada?, y agendabas en tu memoria la dirección para volver o recomendar.

A cambio lo que sucede es:
- Hola, estoy buscando....
-MMMM,(gruñido) no hay en tu talle ( mirando con desdén).
-Y en otro color?
-No ( fin de la escena)
-Me podrías mostrar otro modelo?
-Pse (mientras envía mensaje de texto, y espera la respuesta).
Nos muestra de mala gana, por que después tendrá que ordenar, y esta convencida de que no compraremos nada, balbucea algo, pero es imposible oír con la música electrónica de fondo a todo volumen, nos quedará la duda si dijo “gorda de mierda” o “color verde menta”.

También puede suceder, estar estancada largos e interminables minutos en el probador, por que el talle que esperamos se demoró, mientras la vendedora le cuenta a su compañera que vio al novio de su amiga chapando con otra, y la prenda duerme bajo su brazo (se olvidó de nosotras, o es media boluda), y tratamos de llenarnos de paciencia y buen humor, mientras como, Evas echadas del paraíso tratamos de cubrirnos en un cubículo de 1 m2 con una cortina de 50 cm y un espejo diabólico que devuelve nuestra imagen petisa y regordeta.

Y la vendedora, ya un poco ansiosa por volver a sacar las conclusiones del novio de su amiga que le mete los cuernos, comienza a apurar el trámite:
-Y... te va?
-Espera, ahora te digo. Respondemos sin perder la voz melodiosa  (no vaya a ser cosa que se enfurezca y nos ponga de patitas en la calle) y tomamos las posiciones más insólitas para mantener el equilibrio, mientras nos esforzamos por entrar en la prenda, en el menor tiempo posible.
-Mirá que es el talle mas grande que tengo (comentario hiriente, por que osaste molestar a una imbécil que tiene de vendedora lo que vos de sílfide).

Si la respuesta es no: la vendedora se retirará contenta a chamuyar con su socia, que inteligentemente supo deshacerse de otra clienta en menos tiempo, olvidándose de que existís.

Si la respuesta es afirmativa: verás aparecer una mano por la cortina del probador
-bueno, dámelo que te lo paso por caja. Aún cuando todavía estamos viendo en el espejo perverso como nos queda.

Por suerte tenemos el e-Commerce, es impersonal, generalmente la imagen publicada difiere bastante del producto adquirido, lo recibirás en tu domicilio un día después del solicitado, pero al menos no tenes que soportar a estos personajes, que quieren aniquilar una de las pasiones universales que mas nos gustan: salir de compras.

Que tengas un maravilloso día
Gracias por tu visita y regresa pronto.


jueves, 10 de noviembre de 2011

ARTE EN LOS PIES

Siempre aparece algo nuevo en la ciudad. Esta vez arte para caminar con originalidad.
Les cuento: mi chancleta del medio vió, en una vidriera, unas zapatillas que le gustaron tanto que no dejo de machacar mi cabeza, hasta escuchar un "bueno vamos a verlas".

Las zapatillas en cuestion estaban estampadas con la bandera de Reino Unido, para las que no tienen hijos adolescentes, les cuento que junto con la bandera de Jamaica son las favoritas para remeras, pins, fotos de muros, tatuajes y cuanta yerba se les ocurra a los mocosos.

Mi sorpresa fue saber que este calzado había sido pintado a mano por el dueño de la zapatería, y como a mi no me gusta conversar... indagué un poco en el tema.  Me contó Diego, el dueño (un artista tocado por la varita mágica del Hada de los pinceles y bastidores) que para salvar unas zapatillas que habían estado en la vidriera y el sol les arruino el color, se le ocurrió pintarlas y ver que pasaba. Fue un exito y no solo por las banderas, sino, por realizar trabajos a pedido de clientes que gustan de lo original.

La chancleta quedo enloquecida con las zapatillas, y una de mis adoradas "gordas" fue inmortalizada en la lona, a pedido de mi hermana.
Mejor, les muestro, y al final del post van los datos para contactarlo.

Gorda muy sexy, el detalle: su cuerpo demasiado grande para una sola zapatilla, super original!!!!!



Le gustarán a la Reina???

Quien las hace?

Diego Eguinlian 
Calzados Plop!
Te: 3973 9974
calzadosplop@hotmail.com

domingo, 6 de noviembre de 2011

LA CASA (parte 2)

Como la Joya se entusiasmo con la idea concretar su sueño: ver la casa terminada, sacrificamos gastos y gustos para seguir armándola. Llegó el tiempo de las luces, tarea, que pensé, se realizaría sin mayores contratiempos. Hacía un año el electricista había tenido que rehacer toda la instalación que se había hecho al comienzo de todo, ya que el primer intento lo realizó el electricista del arquitecto y amigo que llevaba la obra, y que resultó ser carpintero de profesión.

Nada se le da facil a esta chica del 60 y pico, Karma, tal vez? Un cementerio indio debajo de los cimientos de la casa? Espiritus jodones aburridos en el mas alla? No tengo la respuesta, pero a veces pienso que, en los confines del Universo, soy el chiste de alguien...

Volviendo a las luces, el dia convenido llega el electricista: un gigante del tamaño de una puerta, con vozarrón potente de toro Brangus y muy pocas pulgas, al que le fui perdiendo el miedo con el paso del tiempo, ya que lo tuve instalado en casa por una larga temporada solucionando el quilombo del carpintero devenido en electricista.

Las primera luces se colocaron rápido y sin problemas, pero a medida que avanzaba la tarea comenzaba a escuchar improperios, rechines de dientes y resoplidos llenos de ira. Tímidamente me acerqué a ver que ocurría: nada que no fuera típico de la casa: el durlero, ese mismo que se había destacado por su trabajo: corto unos cables y aplasto otros con la estructura metálica que sostiene las placas de yeso. Y lo que iba a ser un día de trabajo, se prolongó por una semana. Pero a esta altura del campeonato nada puede afectarme, creo que me he vuelto inmune a los malos ratos, o será que mi estado alterado ya avanzó a un nivel superior?