martes, 16 de noviembre de 2010

NOCHE DE AMIGAS Y LICORES

Muchas veces nosotras, las mujeres de esta generación, se nos da, casi sin planearlo, de salir en grupo, si bien no es una costumbre muy nuestras (estaremos viejas para las salidas nocturnas?), pero cuando la ponemos en practica los resultados son magníficos.

Bueno esta noche fue una de esas salidas. Que cuando la recordás te aparece una sonrisa.
El motivo? Algo sencillo pero maravilloso: un degustacion de licores, en una vineria de unos amigos en el barrio, a pocas cuadras de casa, ellos, sanjuaninos con una onda genial, a mi no me sorprende, vivi en San Juan en mi niñez y se que su gente es de corazón enorme y muy buena onda, nos esperabann a las cinco mujeres con los brazos abiertos, para degustar cuatro exquisitas bebidas de saborescítricoss de calidad pemium, acompañados de una clase magistral a cargo de un sommelier.
Fuimos unas de las primeras en llegar, esas pocas cuadras que caminamos juntas solo se nos oía reír, con ganas.

Una vez que estábamos todos los invitados, comenzamos con un delicioso, levemente amargo Limoncello, entre charlas, las explicaciones del sommelier y el agradable aroma que emergía de la copita, fuimos entrando en confianza con los demás participantes, de gusto suave como la caricia de una mañana fresca de otoño y de un color amarillo, que representa la alegría, la paz y el descanso, catamos el primer licorcito. Acompañados de la mano de los dueños nos fuimos dejando llevar por la magia que solo un lindo momento y la buena compañía nos puede dar, las cinco opinamos de la maravillosa bebida, y al mismo tiempo hacíamos bromas por haber salido sin nuestros consortes y sin la prole.

Seguimos con la segunda degustación un naranjello dulcemente perfumado, de sabor sutil imaginando lo que su color nos dice: el placer por lo simple y la confianza en uno mismo, la reunión amena, agradable, hacia que nos sintiéramos a gusto, como en casa. Acá la risa ya afloraba sin causa necesaria.

Luego vino nuevamente un sabor amargo, masculino, vigoroso: el pomeletto, de aroma seductor e impetuoso que acaricio nuestro paladar como una brisa de verano. A esta altura el mareo se hacia sentir como el suave movimiento de un bote en un lago.

Y por ultimo el mas esperado por mi, ya que sabia que su sabor me transportaría con la mente y el corazón a mi infancia: el mandarinetto con el mágico perfume dulzón de las mandarinas que solía comer en las siestas estivales. Y no me defraudo, solo su aroma exquisito y delicado logro su cometido. Pero claro luego de mas de 4 copitas de licor ya no estábamos en condiciones de saber bien hacia donde nos transportaba, nos reíamos y hablábamos todas juntas.

El regreso, memorable, las cinco tomadas de una soguita en fila india, para no perder el camino de regreso a casa, ni tampoco el equilibrio (que en realidad lo habíamos perdido en la tercer copita).

Si, las cuarentonas, cuando nos divertimos también lo hacemos en grande.
Dicen que el licor es el brebaje de los dioses del olimpo, pero esta noche, las diosas fuimos nosotras!!!!!




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