La idea de tatuarse o perforarse es algo que los adolescentes parecen traer incorporado desde el nacimiento, en cuanto llegan a determinada edad empiezan a pincharse y pintarse en las mas variadas partes de su anatomía, y si se ve... mejor.
Si bien son técnicas milenarias que han pasado a la historia cargadas con los mas profundos significados, hoy es algo tan común que no llaman la atención y el único simbolismo que representan es: “me gusta”o “yo también tengo uno”.
A fines del siglo XX comenzaban a verse tímidamente pequeños aritos en la nariz o cejas, y asomaban partes de piel pintadas por entre la ropa, hoy a todos les gusta lucir un cuerpo marcado para intentar decir "yo soy diferente", pero en realidad nos hemos divididos en dos grupos : los marcados y los no marcados...
A mi también me toco escuchar: “ma me puedo hacer el arito”, mis chancletas pertenecen al grupo de los
“me quiero marcar”. Hasta ahora, solo han sido piercing “temporarios” ya que en época de clases es obligatorio mantenerlos ocultos, y terminan por quitarlos, dejando una pequeña cicatriz donde antes hubo un “agujerito”.
La del medio, que cumplió sus 15 el año pasado, hace rato viene diciendo que quiere un tatuaje, al principio hacía oídos sordos, pero ya he comentado que la niña tiene el don de machacar la cabeza de su interlocutor, hasta ser escuchada.
Al final lo conversamos y me sorprendí preguntando: “Y que te harías?”. Me mostró, ansiosa y hasta un poco emocionada, un dibujo, tal vez pensó que mi simple pregunta ya era la firma del permiso. El dibujo no tenía nada que yo pudiera relacionar con ella, con su vida o con su personalidad. Al preguntarle como eligió el diseño solo respondió: “este es el que me gusta, ma”. Y pensé: solo un me gusta, que pasará mañana?.
Decidí no largar el famoso icono de la saturacion: “esta bien”, hasta que la chancleta esté segura y entienda que es una decisión con consecuencias para siempre. Decidí terminar la conversación: “mejor esperemos un tiempo”, aunque su carita confirmaba que no opinaba como yo.
Las modas pasan, y algunas dejan secuelas. Me quedé pensando cual hubiera sido la reacción de mi madre, si yo con 15 años le decía: “Ma, me quiero tatuar”, e imaginando el supuesto alboroto familiar que esa frase hubiese causado, me reí.
Me pareció genial...ya nada sorprende, tu mamá hubiera puesto "grito en el cielo" y tu papá seguro que le echaba la culpa a tu mamá por haberte criado "así". Nunca entendí bien que era el "así" aunque lo imaginaba...hoy la filosofía o el ver lo que vemos a diario hace que las mamás sean mas...inteligentes? será esa la palabra?
ResponderEliminarCariños y que pasen una muy Feliz Pascua de Resurrección. Julia C.
Hay Julia, que dificil es la adolescencia, y es tal cual la situacion que me imagine en mi situacion: mi padre culpando a mi madre por ser "permisiva". Y seguramente es lo que sucederá de acceder al pedido de la chancleta: su padre dirá que "yo la crié asi". ja ja ja
EliminarFelices Pascuas para vos y tu familia
Querida Chechu
ResponderEliminarFestejar la esperanza es hermoso!!!!!
Felices Pascuas a ti y seres queridos!!!!
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Abu
Igualmente para vos Abu: Felices Pascuas!!
EliminarCariños
Cuando mi "nene" (ahora tiene 20) en sus 14 añitos me pidió primero un piercing y después el consabido tatuaje, me negué rotundamente.
ResponderEliminarNo es que mi diálogo con él sea díficil, para nada, nos llevamos muy bien. Pero a esa edad me parecía que era innecesario "marcarse" así.
Creo que la decisión fue buena, hoy él ya se olvidó de esas modas...pero claro, ahora toca la guitarra en una banda de rock...
Es muy complicado ser madre de adolescentes en este milenio, por el momento, en casa, transitamos un "impass" con el tema tatuaje, pero ya se les ocurrirá algo nuevo para sorprenderme.
ResponderEliminarCariños y bienvenida a mi blog.