lunes, 13 de junio de 2011

CHOFER... CHOFER

Ya a mitad de semana, se asomaba un sábado movido. Las chancletas y la Joya tenían programa y necesitaban que esta mujer del 60 y pico, se calzara el uniforme de chofer.

Las chicas comenzaron a coordinar los cronómetros, ya que cada una tenía sus planes, todo acompañado con el típico “que me pongo”. Mala semana para ordenar placares.
Fue muy placentero para mi ver como la mayor oficiaba de asesora de imagen con las mas chicas, a cambio (obvio nada es gratis) de que la del medio la maquillara.

El sábado a media mañana, vueltita por el centro comercial para comprar alguna pilcha, y para reponer rimmel y delineador.

Al mediodía, teléfono y celulares machacaban los oídos. Por ahí se escuchaba: “dale venite, mi mamá nos lleva. (Epa!!! quien soy la reencarnación de Claudio Levrino en Un Mundo de 20 Asientos?).

La mas chica debía reunirse en casa de una amiga a las 18 hs para “producirse en compañía” antes de partir a un baile organizado por el club del barrio. Empezó a escorchar a las 17,  “ma, me llevas”. La joya aprovechó el aventón, ya que tenía un torneo de su deporte favorito, por suerte y sin protestar, se conformó con acercarlo a alguna parada de bus.

Para cuando regresé a casa, ya estaban listas la del medio y sus amigas para partir a la matiné, mientras la mayor (que tenía un casamiento), todavía daba vueltas de un lado al otro ,"Dale!! Apurate che", le decían. Si bien podría haberse ido sola, me ofrecí a llevarla ya que no es fácil dominar 1,77 mt de altura, cuando se le agregan 10 cm de tacos.

Como por arte de magia todo salió perfecto! Regresé a casa, tranquila y sin apuro, solo por unas horas ya que las menores y un par de amigas esperaban por mi, cual Cenicientas, a las 00Hs. No quise ni asomarme a las habitaciones ya que sabía que me daría un ataque de nervios al ver el estado en que habían quedado.

Cuatro horitas MIAS, que me permitieron ver una peli, mientras avanzaba un tejido comenzado hace mucho tiempo, y llegar al desenlace de un juego de rol, en el que protagonizaba una feroz guerrera capaz de enfrentar a los mas temibles monstruos del inframundo (un vicio que me supera).

Y antes de que la carroza se convirtiera en calabaza, pasé a buscar a todas las princesas, que parecían mas, un manojo de cotorras contando al mismo tiempo los acontecimientos de la noche.

Siempre digo, mis chancletas son mi oxigeno... pero a veces me producen hiperventilación

Que tengas una hermosa semana!



2 comentarios:

  1. esta es una de las pocas pero pocas veces en que pienso que no haber aprendido a manejar tiene sus beneficios. A los míos los llevan, o de última remís pero es tedioso andar de Claudio Levrino del conurbano Besotones madre corajeeeeeeeeeeeee sandra montelpare

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  2. Me encantaba manejar, ir de un lado al otro, sentirme "libre", ahora prefiero tejer a dos agujas. Besos

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