domingo, 16 de enero de 2011

UN LARGO SUEÑO

Mi hija mayor cumplió un sueño que comenzó hace cuatro años en una charla entre amigas, con esa imaginación propia de adolescentes, planearon un viaje a las altas tierras del norte, con cerros bañados de insólitos colores y saborcito a chicha.

Pero faltaba edad para tener permiso en tamaña travesía, recorriendo pueblos de callecitas angostas y casas bajas cargadas de historias, que incluía La Quiaca, Yavi, Abra Pampa, Huamhuaca, Tilcara, Purmamarca, y cuanto pueblito apareciera en la ruta elegida.

Luego de cuatro años de espera y miles de planes archivados en su mentes, dos de aquel grupo de amigas que comenzó con aquella loca idea y otra mas que se acoplo años mas tarde, juntaron peso a peso y todo fue tomando forma de realidad. A medida que el tiempo pasaba ya parecía imposible un retroceso, y todo se acelero cuando en noviembre compraron sus pasajes, para partir a mediados de enero.

En estos meses hubo de todo, planes, cambios de rutas, discusiones, risas, pero por sobre todo esa gratificación que se siente proponerte algo y lograrlo, con todas esas hermosas sensaciones que producen las ilusiones concretadas.

Como madre me preocupaba la distancia que me separaría de mi pedacito de corazón, convertida hoy en una joven mujer, que dormirá en carpa, con mucha lluvia, mucho barro, que no podré controlar si se alimenta bien, si se abriga, si se protege del sol, bueno eso que las madres sentimos, aun sabiendo que los hij@s se las saben arreglar muy bien solos. Pero hice “tripa corazón” y en vez de lamentar decidí colaborar, aportando ideas, recorridos, juntando pesitos para “colaborar” con el proyecto, y como era de esperar en mi, preparar una caja con alimentos no perecederos, por las dudas. 

Pero el broche de oro se lo llevo mi hermana, a quien le encanta organizar viajes, busco información de que llevar, como llevar, que hacer, como hacerlo y que no. Armo su mochila para que el peso fuese equilibrado, guardo todo en bolsitas con cierres herméticos, actuando con tanta habilidad como si fuese una mochilera experta, y que a su sobrina no le faltara nada.

Hoy, sin anestesia para mi, la pichona partió junto a sus amigas, su felicidad menguo mi angustia, con su mochila enorme, cargada con un poco de todo, mucha ansiedad, muchísima alegría, pero sobre todo con la emoción de cumplir un sueño!!

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