Otra salida para agendar en el diario del buen vivir.
Hacía mucho tiempo que no sacaba a
ventilar mi osamenta en una noche fría de este invierno raro y
esquivo, pero tomé coraje y sin pensarlo dos veces me deje llevar
por la noble invitación.
Y no era para menos, la vinoteca de
Ivana y Gonzalo “ Rincón de Cuyo” le dio un giro con valor
agregado al deleite de los buenos vinos: cenas gourmet temáticas de
la mano de la chef Miriam Noverasco.
Ya en varias oportunidades mi hermana
me había pedido que la acompañe, pero mi gusto por las comidas es
acotado a una mínima expresión y padezco de una notable cobardía a
incorporar sabores nuevos.
El menú ameritaba cantar presente:
“Noche de sabores yankys”, cuando uno piensa en los americanos
del norte no puede dejar de asociarlos a hamburguesas, papas fritas y
cervezas, pero siempre hay algo mas que sorprende para bien...
La noche comenzó con una recepción,
como siempre relajada y alegre, una copa de bienvenida de mi vino favorito un Viognier de la Finca La Soñada, (ya el nombre lo
dice todo) y mini panchitos con panes caseros. Poco a poco fueron
llegando los comensales, la mayoría de ellos ya se conocían de las
degustaciones anteriores. Y una vez todos reunidos, sin preámbulos
comenzó la cena.
La entrada: Scrambled Eggs, huevos
revueltos con cebolla picada (imperceptible) y trocitos de panceta
sobre una rodaja de pan tostado, al ver esa presentación sentí un
poquito de vergüenza al pensar en mis simplones huevos revueltos
crepitando en la sartén. Este plato fue acompañado de un Syrah “Angela Corado” de la cava Emilio Ferrer, del cual
solo puedo comentar sobre la opinión de los demás comensales:
excelente!!, yo permanecí fiel al Viognier.
El plato principal fue el gran
participante de la noche: American Beef with Potato Tower y acá si
te voy a sorprender ya que la salsa que acompañaba este plato, tenía
como ingrediente principal Coca Cola, (si, la reina de las gaseosas; por fin encontré una buena excusa para tener una botella en la
heladera) mayonesa y mostaza. Una combinación tan extraña como
exquisita, acompañada del Malbec Reserva “Angela
Corado” un vino muy preciado por los presentes, pude notar que varios entrecerraban los ojos a modo de mágico ensueño cuando el
vino danzaba en su paladar.
Y entre charlas, aplausos y sorteos, llegamos al
postre, que como buena golosa, es mi parte preferida de las comidas:
Cupcake de chocolate adornado con un malvavisco y en el corazón una cereza, sobre salsa de chocolate, acompañado de café y una copita de naranchelo, a modo de broche de oro para culminar la noche.
Y como decía mi abuela “pancita llena, corazón contento”, nos fuimos silbando bajito.
Hasta la próxima!!!!
Me encantó el post, y disfruté de la comida a través de tu disfrute......que bueno!!! Que se repita!! Que bien vienen estas salidas, bss, Julia
ResponderEliminarCariños Julia
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