sábado, 30 de julio de 2011

HOY: ANECDOTA

Esta historia que voy a contarte tiene ya varios años, la desarchive de mi memoria por que el machito cabrío de la familia (mi sobrino) desde que terminó con su novia: srta “papel absorbente”, retornó a un viejo y maravilloso hábito: venir a casa y compartir gratos momentos con mis chancletas. A los cuatro les gusta escuchar viejas historias de cuando eran mas chicos y manejables.

Uno de los inconvenientes que tiene el muchacho (ya con barba) es su desorientación. Su cabezota carece de brújula y eso le ocasiona perderse con solo dar una vuelta manzana, hemos probado de todo, guía de calles, papelitos con minuciosos planos, hacerle memorizar como ir y volver, pero si el recorrido es nuevo y un poco largo, el pende se pierde.

Esto sucedió una noche de invierno allá por el 2002, mi hermana trabajaba todo el día tratando de salir adelante luego de una separación que la puso (como a muchas) de patitas en la calle, solo con una valija y un crio.

Mi madre, conocida como Reina Madre, por tener la particularidad de quedarse con la última palabra, no ser contradecida por nadie y poseer el don de salirse siempre con la suya, les ofreció su casa como nuevo domicilio, hasta tanto se organizaran. Mi familia y yo por ese entonces vivíamos a unas 15 cuadras de la casa “Real”.

Alrededor de las 18 horas mi hermana llama a mi madre para indicarle que mande al pichón de 12 años, a la esquina de la “farmacia” (cinco cuadras de la casa, todo derecho, zona comercial) para encontrarse con él. El pende que en ese entonces ocupaba el 100% de su cerebro con la Gameboy, a todo respondía en forma automática: “si, ya se” (sin saber un carajo de nada), y sumado a su facilidad para perderse, era una fija que no iba llegar a destino.

Al pasar los minutos, mi hermana insiste llamando a mi madre: "todavía no salió?, lo estoy esperando", como el niño ya había salido, mi madre comenzó a preocuparse, como solo se preocupan las abuelas, se calzó sus Topper, ajusto la campera de su joggin, se abrigó el cuello con el poncho de alpaca de mi abuelo y recorrió el camino hasta la farmacia, mirando de un lado al otro. Al ver que el mocoso no aparecía, el pánico comenzó a leerse en sus ojos. Mi hermana decidió enviarla a casa, por las dudas regresara el despistado.

Esas cinco cuadras hicieron volar la imaginación de mi madre, un poco alarmista y asustada por la moda de los secuestros express de la época. Al llegar a casa, y en un acto sin precedentes, cacheteo el teléfono y llamó a la policía informando de un SECUESTRO, o sea , fue directo al grano (de su sospecha), podría haber dicho: se perdió mi nieto, pero siempre fue mujer de pocas vueltas. Luego del llamado a la comisaría, aviso a la Joya y por último, a mi.

-Chechu!! me secuestraron al nene!
-Queeeeeee?, para, que paso?
-Venite ya.
Pensando en una represalia de mi ex cuñado, deje las chancletas al cuidado de una vecina y salí de raje.

El invierno había oscurecido el cielo temprano, soplaba un viento frio que cortaba la respiración y no encontraba ni un taxi para el aventón, corrí las 15 cuadras (bueno, en realidad, las camine rapidíto, mientras me repetía, largá los bizcochitos Chechu). Al llegar, la escena era dantesca: mi madre llorando, la policía haciéndole preguntas, el móvil policial con las luces encendidas, a unos metros, bajando de un taxi la Joya, yo con la campera y la bufanda bajo el brazo - la caminata y los quilos de mas me habían hecho entrar en calor- tratando de calmar a mi madre y, en cada ventana un rostro vecino escondido tras la cortina tratando de descifrar que sucedía.

De repente miro hacia la esquina y distingo la figura de mi hermana con el supuesto secuestrado.Nunca supimos en que parte del recorrido dobló, ni por que. Mi hermana sabiendo de su falta de orientación, lo encontró a una cuadra de la dichosa farmacia, parado en una esquina con carita de desesperación.

Ya mas relajados, nos disculpamos con los oficiales, empastillamos a la Reina Madre para bajarle un poco los decibeles, y sermoneamos al pende, mientras tecleaba en su Gameboy y respondía: “si, ya seeeee”.




8 comentarios:

  1. Hayyyyy...Chechu, cuantas de esas tenemos....no? pero tu habilidad para contarla son geniales...yo me ubico como la "Reina Madre" e imagino haciendo el mismo kilo...de tu mamá y luego bancandome a mis hijas, terrible pero REAL. Cariños, Julia

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  2. Hay Chechu !!! Reina Madre con poncho de Alpaca,mujer de pocas vueltas ! Chancles, novia "papel absorvente" con Sobrino Pendex despistado , me has hecho reír tanto , son situaciones y palabras "Tan Nuestras" , dentro de la historia contada , rescato el vocabulario que me identifica a full. A mi sobrino (23años) deberíamos ponerle un GPS , y voy encargando otro para mí Principe consorte, que no es Pendex , pero , hay veces que me falta ponerme el poncho de Alpaca y salir a buscarlo yo.....en chancletas. Muy Bueno y cómico.
    Saludito
    Cris//mujeresdeSincuentay

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  3. Julia: el anecdotario de la Reina Madre ocupa varios volúmenes en la biblioteca de mi memoria ( las que me ha hecho pasar esta mujer. Siempre es un gusto enorme que me leas.

    Cris: si, mi vocabulario es un poco "chapado a la antigua" ja ja, sabes como me cuesta entender a las chancletas cuando me tiran dos o tres "frases modernas".

    Cariños a las dos

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  4. ahora resulta muy graciosa. Pero que susto se comió la reina Madre ¿no? . Y el pendex seguro que no se enteró de nadad. ( Tenés un error de tipeo: Absorbente, las dos veces con b larga)

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  5. Familiarizada, esta es una de esas historia que cuando las vivis, angustia, pero con el tiempo le encontrás la vuelta para el humor. Perdón por la "b", pero a veces le pongo mucha énfasis a las sílabas. Besos

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  6. Solucionado el desliz ortográfico.

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  7. Bueno Chechu miremos el lado positivo, 15 cuaadras al trotecito, bueno, buenos gramos habras rebajado no ja ja!!!!!!!

    Recibe mi cariño la he passdo barbaro!!!!!!!

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  8. Gracias Abu, siempre trato de ver el lado positivo, aunque a veces está bastante escondido jaja.
    Besos

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