lunes, 3 de marzo de 2014

MALDITO CARNAVAL

Ya lo decía mi abuela: "tu espacio termina donde comienza el espacio de tu vecino" y con esto me enseñaba el famoso "no jodas si no querés que te jodan".
Pero cuantas veces hacemos caso omiso de viejas enseñanzas y olvidamos que, lo que nosotros disfrutamos a otros puede molestarles, y este es un concepto muy argentino: "hace lo que te gusta y si al vecino le molesta... que se la banque".

Y esto viene a colación del maldito carnaval, aja estas en lo cierto: detesto el carnaval, pero no ando por ahi tirando mala onda a quien lo disfruta, simplemente mantengo distancia, cosa que en la ciudad de Buenos Aires, desde hace algunos años es imposible en estas fechas.

Acá no se ven hermosas carrozas y comparsas bailando al son de estrepitosas melodías, nonononono... acá solo hay murgas callejeras que producen un terrible caos en el transito, por que durante los viernes, sábados y domingos de febrero, cortan parte de las avenidas mas importantes para mostrar un triste espectáculo de danzas grotescas y disfraces baratos, frente a un puñado de "fans"

Muchos que no participan de la fiesta en cuestión, y quieren movilizarse de los barrios periféricos de la ciudad al centro deben realizar largos recorridos por que las arterias principales están cortadas a causa del lamentable festejo. A ellos no les importa si te gusta o no, te lo tenes que bancar, es algo.... como se dice ahora: "nac&pop".

Pero lo de anoche (domingo) supero los limites de mi paciencia y por eso este post:
Vivo a solo 5 cuadras de la calle céntrica de mi barrio comencé a escuchar los tambores y una molesta vos amplificada por un micrófono (que tenia problemas muchos técnicos) mas o menos a las 3 o 4 de la tarde, eran ellos, los murgueros festejando su carnaval imaginé que para las 7 u 8 de la noche terminaría, pero la percusión siguió escuchándose en todos los rincones de mi casa hasta pasadas las 3 de la madrugada, claro uno piensa después de tantas horas el oído se acostumbra, pero te puedo asegurar que no hay nada mas tedioso que el interminable y desenfrenado golpeteo al bombo gigante.

Ellos felices por el carnaval, pero mi espacio fue invadido por lo grotesco, y eso me pone de pésimo humor.

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