Ya lo decía mi abuela:
“el que se va si que lo echen vuelve sin que lo llamen”, y aquí estoy
regresando a mi querido blog, al son de una batería de aluminio que se cae de
la estantería.
Pasaron muchas cosas, tantas que se hizo inevitable hacer un
impass para enfrentar “face to face” a mi Karma, gritarle cuatro frescas y que
entienda, de una buena vez, que soy lenta pero no boluda y que a la larga
aprendo mis lecciones.
Y estuve enojada tanto tiempo, conmigo y con mi mundo, que
las ganas de escribir se evaporaron, la risa se convirtió en mueca y toque
fondo. Pero en el fondo no se puede estar mucho tiempo, entonces, al igual que
un fénix, me rearme, cosí unos parches por aquí, unos pitucones por allá y emprendí
nuevamente mi vuelo.
Hoy reabro las puertas de mi blog, siguiendo el
sabio consejo de la señora que me ayuda a desempolvar los muebles: “haga catarsis, doña, haga catarsis”, y
con la típica desfachatez de una escorpiana vuelvo a lo mio: contar historias
chiquitas, de esas que todos los días hay una, que a veces causan enojo, asombro, frustración, pero que cuando pasan se pueden contar con una sonrisa.
La Chechu (versión 2.0)
Qué bueno que hayas vuelto, Chechu!! A mí me pasó después de que murió mi papá no me quedaron ganas de reírme en el blog y había colgado ponete... Pero el tiempo ayuda y un día sin aviso probé escribir de nuevo y me hizo bien así que sí hace catarsis que queremos leerte. Beso enorme, genia!!
ResponderEliminarGracias Sandra, a veces pasan cosas y colgamos el cartelito de "enseguida vuelvo" no?.
ResponderEliminarGracias y un gustazo leerte de nuevo