domingo, 4 de septiembre de 2011

QUE LA INOCENCIA TE VALGA

Esta historia tiene su inicio a mediados de diciembre del año pasado, ya los días cálidos auguraban un verano intenso, pero jamás imaginé que de tan intenso podría sentirme en la cocina del mismísimo infierno.

Un día como cualquier otro, encuentro bajo la puerta de entrada la factura de gas, automáticamente la levante y sin mirarla la deje junto al resto de cuentas a pagar. Ese mismo día decido acomodar el pilón de facturas en orden de vencimientos, calculadora en mano y Zas! El importe que me adjudicaba Metrogas era similar al de un restauran, cuando en mi casa en época estival el consumo se reduce a calefón y cocina.

La leí varias veces a ver si era mía (el cartero a veces le pifia y entre los vecinos nos repartimos la correspondencia), descartado el posible error, continué verificando la ubicación de la coma en el importe total, el consumo y mire detenidamente el grafiquito de barras donde se leía una marcada diferencia con respecto a bimestres anteriores, pensé en un error de ellos, por que no? ellos pueden equivocarse.

Recurrí, entonces, a las oficinas de Metrogas a tratar de solucionar el inconveniente, muy segura de que me pedirían una disculpa y corregirían el error. Amablemente la señorita de atención al cliente me suspendió el pago de la factura hasta que los inspectores vinieran a verificar el problema a mi domicilio, si el error era de lectura de medidor, harían lo cálculos para facturar nuevamente (así de fácil como lo lees, al menos en teoría).

El 28 de diciembre dos inspectores con pocas ganas de laburar, se dirigieron al medidor y colocando un manómetro, detectaron la fuga, inmediatamente corte del servicio, con precinto en llave, que solo podía ser liberada por un gasista matriculado. Los inspectores me explicaron los pasos a seguir y a modo de broma sarcástica, uno de ellos me deseó feliz día de los inocentes, mientras mentalmente yo le respondía que te recontra.

Por suerte cuento con un gasista macanudo, que al primer llamado vino a ver de que se trataba, había una perdida de llaves mal ajustadas (la casa está en obra por tiempo indeterminado, ya contaré sobre ese calvario), pero no justificaba la cifra de la factura, liberó mi medidor por que luego de ajustar las tuercas sueltas, el manómetro indicaba una perdida similar a un encendedor, firme unos cuantos formularios, todo parecía resuelto.

Pague la deuda del servicio, con un fuerte dolor de bolsillo, el verano pasó y las facturas no llamaron la atención hasta que llegó la del 3° bimestre de este año, otro salto suicida. Llamo nuevamente al gasista quien armado con nariz electrónica y tarrito con detergente recorre todos los posibles sitios de perdida y nada, seguimos sin olor a gas, pero tenía el presentimiento que estaba sentada sobre un polvorín. La solución del gasista, luego de ofrecerme un vasito de agua y un valium: “ hay que romper y seguir el caño para ver si algun empalme esta flojo, aclarándome que romperían solo lo necesario.

La palabra “romper” me hizo tomar una errada decisión: esperar (audazmente) a la siguiente factura. Por ahí se arreglaba solito (por que no creer en los milagros?).
El mes pasado, llegó la guacha, marcando un bestial consumo de 120 garrafas de 10 kg. Nuevamente arreglo con el gasista, me tomo un valium y a romper.

A pesar de mi memoria frágil, me acordaba el recorrido del caño y ya desde el primer huequito asomó su característico color amarillo, comenzó a salir olor a gas, al estar el caño muy por debajo del contrapiso, el gas se dispersaba por la tierra, motivo por el cual en casa no había olor, eso dificultaba encontrar el punto crítico, y seguían rompiendo “porlijamente” cada 50/ 60 cm, fueron desde el medidor hasta la cocina (unos 15 metros), con detección de gas en cada hoyo. Retiraron el mueble bajo mesada, y ahí estaba: un gasista (de los malos) que me había hecho la instalación había dejado un caño T con un tapón suelto, todo se fugaba por tierra, en los meses de invierno al haber mas consumo mayor era la perdida y el medidor marcaba de lo lindo.

Hoy ya solucionada la perdida, la canaleta que recorre la casa fue tapada con una alfombra hasta su reparación, que no será reparada antes de recibir la siguiente cuenta de Metrogas. 

Nota: La que suscribe (moi) continua medicada y sufre de pesadillas recurrentes donde un gasista la persigue con martillo y cincel.


7 comentarios:

  1. Gracias a Dios la que "suscribe el post" lo puede hacer rodeada de toda su familia, sin un mango en el bolsillo...que se llevó metrogas pero vivitos...Cariños, Julia

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  2. Gracias Familiarizada.

    Julia: de esta zafamos, veremos con que mas nos sorprende la casa. Jaja

    Besos

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  3. Oh, qué terrible situación.
    Desde ayer siento olor a gas, y creo que tendría que venir el gasista.

    Saludos.

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  4. Revisa las llaves, Marga, que el medidor no te sorprenda.
    Saluditos

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  5. Si, fue violento, pero lo voy superando día a día.
    Besos.

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