domingo, 28 de octubre de 2012

UPS



Era inevitable que esto sucediera, y ahora que pasó uno toma conciencia de lo vulnerables que somos, la inseguridad es ahora un concepto tan amplio que no deja rincón de nuestras vidas sin invadir.

Se me cayó internet, y un manto de oscuridad cubrió mi casa durante una larga semana, no solo se apagaron las compu, sino que los celulares se volvieron lentos, casi obsoletos, ya que dependíamos de las empresas de telefonía para comunicarnos vía watsapp o mms y como era de suponer los mensajitos a mis chancletas se perdían en la inmensidad de la nada, mientras yo esperaba durante horas sus respuestas. Y la Joya pululaba nervioso, ya que no podía imprimir sus escritos, ni enviar/recibir mails de trabajo, y su preciado tv smart, quedó  convertido en un simple televisor.

En otros tiempos, quedarse sin internet, hubiera sido un problema menor, las chancletas hubieran confraternizado, intercambiando ideas, pilchas, consejos, bromas, pero hoy dependen de internet, para todo: amigos, estudio, tareas, escuchar música, incluso para buscar nuevos trucos de maquillaje. Y con el paso de los días “descolgados del mundo” el mal humor de mis pimpollos iba “in crescendo”.

Comencé llamando a la “mesa de ayuda” del servicio de internet, donde siempre te atiende un operador distinto generalmente con acento extranjero; algunos no saben y al no poder resolver el problema te envían el servicio técnico a domicilio, otros saben mucho y te van guiando telefónicamente por las “partes ocultas” de la compu y hacen desastres, pero son empalagosamente amables y eso evita que los puedas putear en buen criollo.

En definitiva llame 14 veces, siempre un operador distinto, siempre diagnosticaban un problema diferente y obviamente para cada caso una solución errónea. Al final vino un técnico particular que al contratarlo telefónicamente me dijo cual podía ser el problema y al venir a casa lo confirmo.

Que paso? Cuando vienen los técnicos del servicio de internet a realizar la instalación te dejan todo configurado para que puedas navegar, pero por falta de ganas, de tiempo, o vaya uno a saber, la clave que colocan para que nadie se “cuelgue” de tu señal, es muy básica y no cumple con las normas de seguridad, cualquier pibe con un programita bajado de internet la “chupa” y se convierte en un vampiro de tu señal. Mi conexión alimentaba a más de 12 vampiritos.

Hoy ya solucionado, descolgamos a los intrusos de un ciber-sopapo, y espero que por un buen tiempo no me jodan.


sábado, 27 de octubre de 2012

DE VUELTA AL RUEDO


Ya lo decía mi abuela:  “el que se va si que lo echen vuelve sin que lo llamen”, y aquí estoy regresando a mi querido blog, al son de una batería de aluminio que se cae de la estantería.

Pasaron muchas cosas, tantas que se hizo inevitable hacer un impass para enfrentar “face to face” a mi Karma, gritarle cuatro frescas y que entienda, de una buena vez, que soy lenta pero no boluda y que a la larga aprendo mis lecciones.

Y estuve enojada tanto tiempo, conmigo y con mi mundo, que las ganas de escribir se evaporaron, la risa se convirtió en mueca y toque fondo. Pero en el fondo no se puede estar mucho tiempo, entonces, al igual que un fénix, me rearme, cosí unos parches por aquí, unos pitucones por allá y emprendí nuevamente mi vuelo.

Hoy reabro las puertas de mi blog, siguiendo el sabio consejo de la señora que me ayuda a desempolvar los muebles: “haga catarsis, doña, haga catarsis”, y con la típica desfachatez de una escorpiana vuelvo a lo mio: contar historias chiquitas, de esas que todos los días hay una, que a veces causan enojo, asombro, frustración, pero que cuando pasan se pueden contar con una sonrisa.

La Chechu (versión 2.0)