jueves, 29 de septiembre de 2011

FLOR DE SUSTO

Viernes 20 horas, entra mi hermana a casa gritando “están todas bien!". Nos sorprendió la seriedad del tono.
La chancleta mayor estaba estudiando en la cocina, la del medio en su habitación escuchando música con auriculares, la menor y yo recién llegábamos a casa. Al unisono contestamos: Si, yo agregue: que paso? Su respuesta me hizo salir corriendo a cerrar todas la ventanas y tomar del cajón de la cocina una cuchilla de carnicero (siempre tan exagerada), “llame al 911, un tipo esta corriendo por los techos” nos comentó.

Todas nos reunimos en casa de mi hermana, en menos de 5 minutos la policía estaba entrando a toda velocidad por el pasillo de ingreso (unos 30 metros), con las puertas abiertas para darle paso a 6 o 7 efectivos: unos de civil y otros con “uniforme de combate y armas” treparon a los techos con la habilidad gatuna, recorrieron todo, mientras se comunicaban por handy, eran 4 patrulleros distribuidos a lo largo de la cuadra.

Las medianeras de los PH y las casas forman un laberinto que comunica las cuatro calles de la manzana, lo cual si los “cacos” son ágiles pueden entrar por una calle y salir por otra. Rápidamente, los policías salieron de casa para ir a la calle trasera, las sirenas se escuchaban dando la vuelta manzana.

La cosa no terminó ahí, a los pocos minutos el subcomisario de traje y sobretodo se presentó con un oficial, llegó en una patrulla, trajeado como estaba y de lustrosos zapatos se subió a la medianera para ver el posible recorrido del pillo.

Que fue lo que pasó:
Hace un par de semanas falleció mi vecina de adelante (su casa da a la calle). La casa quedo totalmente vacía y oscura, no pasó mucho tiempo en llamar la atención, el tipo entró, no se por donde (nunca se sabe por donde entran, pero si por donde salen), revisó, pero no había nada, y salió por el patio, rompiendo una ventana, que lindera con el mio (me asusta imaginar que podría haber continuado su "trabajo" en casa), trepó por la medianera, pasó al techo de mi hermana (quien alcanzó a verlo como se escabullía) y de ahí tuvo varias opciones de salida.

Debo reconocer que el proceder de los efectivos policiales fue rápido, prolijo y cubrieron la zona en poco tiempo, al mal viviente lo atraparon a 3 calles de casa (mi actual estado fisico no me permitió andar correteando estilo "Jose de Zer" para ver el desenlace de la situación, pero recibí el dato de una fuente confiable - una vecina).
Tanto que criticamos a la policia, esta vez nos sentimos cuidadas, y se preocuparon de que todas estuviéramos bien.

Solo fue un susto.



lunes, 19 de septiembre de 2011

LO BARATO SALE CARO

Hace ya algunos años mi casa esta “en obra”, comenzamos con unas pequeñas reformas, a la que se les fueron acoplando otras y a estas otras mas, la cuestión es que cada tanto juntamos algunos morlacos y podemos darle un poco de movimiento.
Esta vez le toco el turno al techo y al cielo raso, si hay cosas inexplicables en la construcción es evitar las famosas goteras, que cosa el agua, no? Como cuesta darle en el punto justo donde hay filtraciones, podes ponerle de todo: membrana, pintura fibrada, hasta intentar con macumbas y gualichos, pero cuando el techo es rebelde no hay parche que le venga bien.

Ya convencida de haberle ganado la batalla a la lluvia, decidí progresar un poco con el cielo raso, contraté una empresa, la que me pareció seria y el presupuesto era el mas acotado de los tres que había pedido. Su representante vino, tomo medidas, estudió la mejor manera de realizar la obra sin interrumpir nuestra vida cotidiana, se mostraba idóneo en la materia. Pero cuando una juega de visitante en el campo de la construcción, generalmente llena el marcador de pelotazos en contra.

Primer día:
Se presentan a la hora acordada en mi domicilio el representante de la empresa y un “colocador” (empleado), comienzan a trabajar los dos, ya que uno de los colocadores que tenía que venir, se retrasó con un trabajo. Todo se desarrolla con total normalidad.

Segundo día:
Me llama la atención la prolijidad y esmero del “colocador” y no solo eso sino que me agradan las ideas que propone ante los inconvenientes que se van dando. Al “representante” lo noto un poco desorientado, pero pienso: “el que sabe, sabe y el que no, es jefe”. Me sorprendo gratamente cuando el colocador me pide permiso para quedarse unas horas mas trabajando para avanzar lo mas posible (ups!).

Tercer día:
Viendo que todo marcha sobre ruedas, luego de dos días de masticar yeso y pisar tornillos, decido ir al super. A mi regreso encuentro al “representante” con cara de pánico, trapos de piso y jarritos: me pinchó un caño con la perforadora!, justo encima de la alacena. Antes de entrar en crisis, llamo al plomero, quien por suerte esta terminando un trabajo cerca de casa. Mientras, sin agua (no sabía de que caño se trataba), polvo por todas partes, materiales, herramientas, y demás chirimbolos, llega el electricista para terminar unos arreglitos.

Tres horas mas tarde:
El representante se retira (como todo jefe llega último, hace macanas y se va primero), llega el plomero, inspecciona el “daño”, me tranquiliza diciendo que nos grave y que no saldrá “salado” (de igual forma se lo descontaré a la empresa je je )

La unión hace la fuerza
El plomero y yo abriendo llaves para vaciar la cañería (se trata de un caño de calefacción), el electricista colgado de la escalera con unos jarritos juntando el agua que salía por el orificio, su ayudante vaciando los jarritos en la pileta de la cocina. Mientras el grupo eléctrtico sigue juntando agua, el plomero prepara todo para termo-fusionar el agujerito, y yo atiendo a la Joya, que no encontró mejor momento para llamar y preguntar: como va todo?. Mi respuesta: Bárbaro, ningún problema (glup!)


domingo, 11 de septiembre de 2011

ME QUIERO IR A VIVIR SOLA

Ah! Te quiero ver pasar con elegancia y dignidad, cuando escuches esto de boca de uno de tus hijos. Las madres no estamos programadas para recibir esta noticia, al menos la primera vez, y las reacciones pueden ir desde decir: “bueno empezá a ahorrar” (demostrando desinterés), hasta poner ojos de borrego degollado, voz de lamento boliviano y balbucear: “como que te vas?”. En medio de estas dos opciones, tenés un espectro de infinitas posibilidades, seguramente encontrarás una para vos.

Soy madre de mujeres, nacida en el sesenta y pico, chapada a la antigua y por si no quedó claro en mis "entradas anteriores": madre jodida, así que me aferro a la única frase posible: “donde vas a estar mejor que acá?”

Los chicos crecen y los quilombos también. Soy sorda a los versos de Khalil Gibran “ tus hijos no son tu hijos / son hijos e hijas de la vida”, él no fue madre. Estas tres son mías, y a pesar de considerarme muy amiga de la Vida y pasar maravillosos momentos en su compañía, yo las parí, me desvelé por ellas, las alimenté, las abrigué y cuidé, como para que venga Vida y se las lleve por ahí cuando se le ocurra. No!, todavía no es tiempo de soltar la prole!

Creo que casi todas las madres pasan por esto, cuando los hijos llegan a determinada edad, se les da por el escapismo,  ésta vez me toco a mi. Admiro a las que lo aceptan de entrada y a las que dejan partir a sus hijos a otras ciudades a estudiar o trabajar.

Mi chancleta mayor, la misma que ama el desorden, que tiene el humor de un volcán en erupción, y que necesita una fanfarria sonando tres horas para despertarse; quiere desplegar alas, sin importarle un comino, que para mi siempre será una "nena".

Puede ser que el entusiasmo dure poco tiempo, según los psicólogos, los jóvenes prefieren quedarse en la casa paterna por varios años mas, luego de superada la adolescencia, y si esto es cierto, se le pasará. Aclaración: si mis palabras te suenan a auto-convencimiento, acertaste. Pero tambien es cierto que cuando la idea se planta solo es cuestion de tiempo para que germine.

Lo malo es que ni siquiera lo planeó con una amiga, solita ella y su alma quieren emprender este viaje a la independencia. Y cada vez que la tranquilidad me invade, aparece la chancleta y con vos solemne, acomete: "estuve pensando...." y ahí larga todo lo que su cabeza fue capaz de maquinar para lograr el pasaporte a la libertad.

Y continua monologando por un rato largo, aunque a esta altura de la charla, ya no escucho, por que mi mente se remonta a su primer día de jardín, su primer dientito bajo la almohada, cuando aprendió a andar en bici, etc, etc,... “por que, si me organizo bien, ahorro y me ayudan un poco, puedo alquilar algo chiquitito”.

Por un momento mi imaginación abandona su infancia y me veo colaborando con la “infame” en equipar con muebles de segunda mano su primera morada, cocinar durante la semana raciones extras y cargar el freezer con tuppers bien etiquetados, para asegurarme que siga alimentándose bien, recibirla los domingos con un enorme bolso lleno de ropa para lavar y planchar (si, soy de esas madres). De pronto mi imaginación dice basta!, regreso a la realidad y digo: "mejor empezá a planearlo dentro de un par de años".

Obviamente, la Joya (su padre) de este tema no sabe nada, para que vamos a cargar en nuestra conciencia ser las responsables de causarle un pico de presión que lo deje torcido de por vida.

Continuará?.... no creo





domingo, 4 de septiembre de 2011

QUE LA INOCENCIA TE VALGA

Esta historia tiene su inicio a mediados de diciembre del año pasado, ya los días cálidos auguraban un verano intenso, pero jamás imaginé que de tan intenso podría sentirme en la cocina del mismísimo infierno.

Un día como cualquier otro, encuentro bajo la puerta de entrada la factura de gas, automáticamente la levante y sin mirarla la deje junto al resto de cuentas a pagar. Ese mismo día decido acomodar el pilón de facturas en orden de vencimientos, calculadora en mano y Zas! El importe que me adjudicaba Metrogas era similar al de un restauran, cuando en mi casa en época estival el consumo se reduce a calefón y cocina.

La leí varias veces a ver si era mía (el cartero a veces le pifia y entre los vecinos nos repartimos la correspondencia), descartado el posible error, continué verificando la ubicación de la coma en el importe total, el consumo y mire detenidamente el grafiquito de barras donde se leía una marcada diferencia con respecto a bimestres anteriores, pensé en un error de ellos, por que no? ellos pueden equivocarse.

Recurrí, entonces, a las oficinas de Metrogas a tratar de solucionar el inconveniente, muy segura de que me pedirían una disculpa y corregirían el error. Amablemente la señorita de atención al cliente me suspendió el pago de la factura hasta que los inspectores vinieran a verificar el problema a mi domicilio, si el error era de lectura de medidor, harían lo cálculos para facturar nuevamente (así de fácil como lo lees, al menos en teoría).

El 28 de diciembre dos inspectores con pocas ganas de laburar, se dirigieron al medidor y colocando un manómetro, detectaron la fuga, inmediatamente corte del servicio, con precinto en llave, que solo podía ser liberada por un gasista matriculado. Los inspectores me explicaron los pasos a seguir y a modo de broma sarcástica, uno de ellos me deseó feliz día de los inocentes, mientras mentalmente yo le respondía que te recontra.

Por suerte cuento con un gasista macanudo, que al primer llamado vino a ver de que se trataba, había una perdida de llaves mal ajustadas (la casa está en obra por tiempo indeterminado, ya contaré sobre ese calvario), pero no justificaba la cifra de la factura, liberó mi medidor por que luego de ajustar las tuercas sueltas, el manómetro indicaba una perdida similar a un encendedor, firme unos cuantos formularios, todo parecía resuelto.

Pague la deuda del servicio, con un fuerte dolor de bolsillo, el verano pasó y las facturas no llamaron la atención hasta que llegó la del 3° bimestre de este año, otro salto suicida. Llamo nuevamente al gasista quien armado con nariz electrónica y tarrito con detergente recorre todos los posibles sitios de perdida y nada, seguimos sin olor a gas, pero tenía el presentimiento que estaba sentada sobre un polvorín. La solución del gasista, luego de ofrecerme un vasito de agua y un valium: “ hay que romper y seguir el caño para ver si algun empalme esta flojo, aclarándome que romperían solo lo necesario.

La palabra “romper” me hizo tomar una errada decisión: esperar (audazmente) a la siguiente factura. Por ahí se arreglaba solito (por que no creer en los milagros?).
El mes pasado, llegó la guacha, marcando un bestial consumo de 120 garrafas de 10 kg. Nuevamente arreglo con el gasista, me tomo un valium y a romper.

A pesar de mi memoria frágil, me acordaba el recorrido del caño y ya desde el primer huequito asomó su característico color amarillo, comenzó a salir olor a gas, al estar el caño muy por debajo del contrapiso, el gas se dispersaba por la tierra, motivo por el cual en casa no había olor, eso dificultaba encontrar el punto crítico, y seguían rompiendo “porlijamente” cada 50/ 60 cm, fueron desde el medidor hasta la cocina (unos 15 metros), con detección de gas en cada hoyo. Retiraron el mueble bajo mesada, y ahí estaba: un gasista (de los malos) que me había hecho la instalación había dejado un caño T con un tapón suelto, todo se fugaba por tierra, en los meses de invierno al haber mas consumo mayor era la perdida y el medidor marcaba de lo lindo.

Hoy ya solucionada la perdida, la canaleta que recorre la casa fue tapada con una alfombra hasta su reparación, que no será reparada antes de recibir la siguiente cuenta de Metrogas. 

Nota: La que suscribe (moi) continua medicada y sufre de pesadillas recurrentes donde un gasista la persigue con martillo y cincel.